Piedra helada

Esas santas catedrales,
cuyos pardos capiteles,
cuyos pintados cristales,
cuya bóveda ojival,
cuyo color ceniciento,
cuyo silencio solemne,
cobijan por pavimento
una losa sepulcral.
Sobre ella los vivos cantan,
a par de ruidosa orquesta,
cantares que se levantan
hasta los pies del Señor:
Sobre ella flota el perfume
que la atmósfera embalsama,
y en oblación se consume
oro y mirra al Criador.
Sobre ella en noche lluviosa,
al bramar del viento bravo,
armonía misteriosa
en el templo se hace oír.
Es un cántico tremendo,
ronco, vago, agonizante,
una voz que está pidiendo
por los que van a morir.
Es la voz del himno santo,
del terrible Miserere,
cuyo monótono canto
miedo infunde al corazón:
Y en la bóveda rodando,
saliendo al aire flotante,
al mundo va predicando
una santa religión.
Y bajo la piedra helada,
de los hombres que murieron
se oye la voz apagada
el triste salmo decir:
y la campana sonora
remedándola en el aire,
con la voz de alguna hora
la hace en el aire morir.

José Zorrilla. Toledo (1837)













2 comentarios:

  1. muy buen trabajo, si quiere ampliar tu información sobre toledo echale un vistazo a la principal guia
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