Armonía que enamora


Finalmente llegamos a San Juan de los Reyes. Es una iglesia que parece un palacio real (...),  uno de los más bellos y nobles monumentos del arte gótico. Solamente es una gran nave, dividida en cuadro bóvedas, cuyos arcos se cruzan bajo ricos rosetones. Las pilastras están cubiertas de guirnaldas y de arabescos; los muros, adornados con una profusión de bajorrelieves, con enormes escudos de las armas de Castilla y de Aragón, águilas, quimeras, animales heráldicos, follaje, inscripciones emblemáticas (...)
De la iglesia bajamos al calustro, que es una verdadera maravilla de arquitectura y escultura. Esbeltas y hermosas columnas que se podrían romper en dos con un solo golpe de martillo, parecidas a troncos de arbolillos, sostienen los capiteles, sobrecargados de estatuillas y de adornos, de los que se desprenden como ramas curvadas, arcos con flores, pájaros, grotescos animales y todo tipo de decoración. Por cualquier parte donde se mire, la gracia y la riqueza se unen con una armonía que enamora.

Edmundo de Amicis. España. Diario de viaje de un turista escritor. (1872)













 
 

 
 












La Tarasca


Costumbre antiquísima fue el llevar a los rendidos delante, cuando los vencedores entraban triunfando. En la Primitiva Iglesia se observó llevar delante, en las Procesiones de las Letanías, un Dragón, que significaba el demonio ya vencido, pues había ya Dios dado sobre él poder a los hombres (...) Desde entonces se quedó esta misma costumbre para el día de procesiones solemnes, como en el Corpus y en otras festividades: pero hase mudado el nombre de Dragón en Tarasca, y así la llaman, y llevan, significando, y acordando, que el Demonio va delante vencido, como antiguamente llevaban a los enemigos".
Francisco de Torrejoncillo. Centinela contra judíos (1674)











Obra de titanes

El artista que realmente pudiera pintar Toledo sería un gran artista. Pero hay muchos cuadros en Toledo que no podrán jamás ser encerrados en el lienzo. No puedo pensar en Toledo sin pensar en cuadros.
No he conocido vista de ninguna ciudad que se aproxime en grandeza a ninguna de las dos entradas a Toledo desde el otro lado del Tajo, la una desde pasado el Puente de Alcántara, la otra desde más allá del Puente de San Martín. Quien quiera tratar tales temas debe trabajar a gran escala. Las cuerdas son enormemente vibrantes, la melodía es profunda y enérgica: todo es grande y majestuoso. Difícilmente parecería una ciudad construida por hombres normales, los accesos son tan magníficos, las masas desperdigadas de manera tan magistral como descuidada. Parece obra de titanes.

Stewart Dick. El corazón de España (1907)



  




 
 


No parece existir atmósfera



Después de cruzar la Puerta del Sol, se llega a una gran terraza, desde donde se tiende la vista en una extensión inmensa; desde allí se ve la Vega, con manchas de árboles y de prados de labrantíos, que deben sus frescuras al sistema de riego implantado por los moros. El Tajo, atravesado por el Puente de San Martín y de Alcántara, precipita con rapidez sus aguas amarillentas y rodea casi por completo la ciudad. Bajo aquella terraza brillan los tejados claros y espejeantes de las casas; los campanarios de las iglesias y conventos, con azulejos verdes y blancos; por último, se ven a lo lejos los montes y los escarpados que forman el horizonte de Toledo. Esta perspectiva tiene la particularidad de que no parece existir atmósfera en ella, ni esa neblina que en nuestro país envuelve todas las perspectivas lejanas: La atmósfera, diáfana, marca con nitidez las líneas y permite distinguir los menores detalles a gran distancia.

Theophile Gautier. Viaje por España (1840)