Paz fecunda

Toledo duerme y vela
durmiendo, como el mudo
guardián de las estrellas
que vuela sobre el mundo.
¡La paz, la paz, Dios mío,
la eterna paz fecunda
de la serena calma
por cielos de cultura!
Dejé mi celda blanca
para olvidar mis dudas
y abrir las alas anchas
por un confín de curvas,
los pálidos desiertos
de ti, Castilla pura,
desiertos de silencio
con puertos de refugio
para mi cuerpo triste
vencido por la lucha.
Voy arrastrando el tiempo
por tus abiertas rutas
de polvo y de granito,
viejo Toledo augusto,
donde las horas huyen
por tanta luz desnuda,
misterio soñoliento
de rejas y sepulcros.
Bajo el rosal de estrellas
mi cuerpo es todo música.
¡La paz, la paz, Dios mío, 
la eterna paz fecunda!

 Agustín Esclasans. 15 días en Toledo (1945)







 

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